A algunas de las docentes que
llegaron durante la presidencia de Sarmiento, y a otras que
arribaron más tarde, nos referimos
seguidamente:
Sara Chambelain de Eccleston fue una "educadora
norteamericana contratada por el gobierno para
la
organización de la enseñanza normal. Nacida en Lewisburg,
Pennsylvania, el 8 de abril de 1840, se graduó en el
instituto para mujeres anexo a la Universidad de
Bucknell en 1858. Durante la Guerra de
Secesión prestó servicios en
un organismo semejante a la Cruz Roja y en 1866 se casó
con Charles Frederick Eccleston, militar, del que enviudó.
Se especializó en jardines de infantes y en 1883 vino a la
Argentina. Poco después de su llegada, en
compañía de un grupo de
colegas, se trasladó a Paraná, en cuya Escuela Normal
organizó, por iniciativa de José María
Torres, el Departamento Infantil, que empezó a funcionar
el 4 de agosto de 1884. Regresó a su patria por la
enfermedad del hijo, y a su vuelta a la Argentina, en 1887,
organizó el jardín de infantes de la Escuela Normal
de Concepción del Uruguay. En
1889, de nuevo en Paraná, se desempeñó en la
Escuela hasta 1897. Pocos años antes, en 1893, hbía
representado al país en los Estados Unidos
con motivo de la celebración de la Conferencia
Mundial de Educación de Chicago.
En 1897, al crearse la escuela de profesoras de jardín de
infantes, se hizo cargo de la dirección. Posteriormente fue designada
inspectora de jardines de infantes hasta su jubilación, en
1903. Estableció entonces un jardín de infantes y
escuela primaria, y más tarde adquirió el American
College, en los que tuvo un alumnado constituido por hijos de
residentes norteamericanos. En 1910 fue requerida desde Mendoza
para fundar el jardín de infantes de la Escuela Normal,
que se destacó por su vanzada concepción. Tradujo
algunas obras de la especialidad. Falleció el 10 de
octubre de 1916" (4).
Mary Olstine Graham fue una "educadora
norteamericana llegada al país para la organización de la escuelas normales.
Nació en Saint Louis, Missouri, el 13 de agosto de 1842 y
cursó allí el magisterio. Se embarcó para
Buenos Aires
en 1879 con un grupo de maestras y, a su llegada, fue enviada a
la Escuela Normal de Paraná para familiarizarse con el
idioma. Tras seis meses de práctica se la designó
vicedirectora de la Escuela Normal de San Juan, en la que
dictó varias asignaturas, ascendiendo a directora tres
años más tarde. En 1883, bajo su dirección,
se graduó el primer grupo de maestras. Luego de ocho
años de labor constructiva en San Juan se le confió
la misión de
organizar la Escuela Normal de La Plata, que quedó fundada
el 13 de agosto de 1888 y en la que dejó recuerdos
imborrables. La primera promoción egresó en 1891 y estaba
formada por ocho maestras. La acompañaba su hermana
Martha, profesora de la escuela. El 10 de marzo de 1902, primer
día de clases, falleció Mary O. Graham, que
habitaba el psio superior del edificio. Por iniciativa de sus
alumnas, en 1906 fue fundado un centro cultural al que se le dio
el nombre de la prestigiosa educadora, como se hizo más
tarde con la propia escuela normal" (5).
Jennie E. Howard fue "una educadora venida a la
Argentina para la organización de las escuelas normales.
Nació en Boston, E.U.A., el 25 de julio de 1844 y
realizó sus estudios en la escuela normal de profesores de
Framingham, dirigida por Horace Mann, graduándose en 1866.
Cuando llevaba dieciséis años de ejercicio de la
docencia fue
contratada por el gobierno argentino, con un grupo de colegas, y
llegó a Buenos Aires en 1883. Ella y su compañera
Edith Howe fueron enviadas a Paraná y posteriormente a
Corrientes, para fundar la escuela normal, cuya regencia
ocupó. Tras dieciséis años de tarea, la
pérdida de la voz la obligó a pedir su retiro, que
se le concedió, con una pensión extraordinaria, en
1908, en recompensa por su ‘inteligente y abnegada
colaboración para el progreso de la enseñanza en
nuestro país’. La escasez de la
jubilación determinó que tuviese que dar lecciones
particulares, pero un grupo de exalumnos, enterados de su
situación, obtuvo del Congreso una pensión que
permitió a la maestra vivir dignamente sus últimos
años. En 1931 apareció su libro en
inglés
In distant climes and other years, traducido veinte
años más tarde con el título de En otros
años y climas distantes, y que condensaba su
experiencia argentina. Murió en Buenos Aires el 29
de julio de 1933" (6).
Isabel King integró el "grupo contratado
por el gobierno, que llegó a Buenos Aires en 1883 para la
organización de la enseñanza normal para mujeres.
Se había graduado en ciencias de
la
educación y actuó en Indianápolis hasta
su viaje a la Argentina. Enviada a la Escuela Normal de
Concepción del Uruguay, Entre Ríos, colaboró
con la directora, Clementina Comte de Alió, dando a su
tarea un sentido humanista y espiritual. Después de tres
años, pasó a la escuela de Goya, Corrientes,
sostenida por la Asociación de Amigos de la
Educación, con categoría de normal de maestras y
título válido para la provincia. En 1898
volvió a la escuela de Concepción del Uruguay, cuya
dirección ejerció hasta 1904, cuando
enfermó, muriendo en el curso del mismo año en
Buenos Aires" (7).
Jeannette Stevens fue "una de las educadoras
venidas a la Argentina por iniciativa de Sarmiento. Había
nacido el 13 de noviembre de 1845 en Moira, estado de
Nueva York. Llegó el 12 de septiembre de 1883 en
compañía de otras trece maestras y la enviaron a la
Escuela Normal de Catamarca, fundada cinco años antes por
su compatriota Clara Armstrong. Allí permaneció un
año, hasta que fue a Jujuy a fundar el establecimiento del
que se la designó directora y profesora. La
inauguración tuvo lugar el 4 de julio de 1884, en homenaje
a los Estados Unidos. Cuando la primera promoción de
maestras salió de la escuela, Miss Stevens obtuvo licencia
para visitar su país, pero regresó a la Argentina
con renovado entusiasmo, que la impulsó a fundar un
jardín de infantes anexo a la escuela. En 1890
solicitó autorización para implantar la
enseñanza religiosa en la escuela, que le fue concedida,
pero las autoridades que regían el país en 1903
consideraron que esa medida contrariaba el espíritu de la
ley 1420 y la
enfrentaron con la opción entre su carrera y la obediencia
a las leyes, o su
retiro de la escuela. Ella eligió lo segundo y dejó
su escuela para dedicarse a la enseñanza de las
niñas recluidas en el Asilo del Buen Pastor de Jujuy,
donde continuó hasta su muerte,
ocurrida en esa ciudad el 28 de septiembre de 1929. Una escuela
de Jujuy fue bautizada con su nombre" (8).
Clara Jeannette Armstrong nació en West
Alden, Nueva York, el 22 de enero de 1847. "Vino a la Argentina
en 1877, contratada por el gobierno para colaborar en la
organización de las escuelas normales para mujeres. Fue
destinada a Catamarca en 1878, y allí dirigió la
Escuela Normal de Maestras. En 1881 fue a su patria con licencia,
y el gobierno la comisionó para contratar maestras.
Regresó con catorce, que se incorporaron al quehacer
docente del país. Pasó a desempeñarse en la
Escuela Normal de San Nicolás, donde dictó
cátedras, y fue trasladada a San Juan para dirigir la
escuela en reemplazo de Mary O. Graham. En 1894 se retiró
de la enseñanza oficial y dirigió una escuela
particular en Buenos Aires. En 1896 fue a Cuba para
desempeñar tareas similares. En 1901 el gobierno argentino
la comisionó para dirigir la muestra argentina
de educación en Buffalo, Estados Unidos, y presidió
la delegación de mujeres cubanas. Quedó en su
país e instaló en Nueva York una escuela normal
para mujeres cubanas, destinadas al magisterio en su patria.
Ejerció la docencia en institutos norteamericanos hsta que
la parálisis le impidió concurrir a las clases, no
obstante lo cual continuó enseñando latín y
griego desde el lecho. Falleció en Los Angeles,
California, el 13 de septiembre de 1917. Por decreto del 16 de
octubre de 1928, la Escuela Normal de Catamarca lleva su nombre"
(9).
Mary E. Conway nació en Boston en 1848.
"Era hija de James Conway y prima del escritor Hugo Conway y vino
a la Argentina durante la presidencia de Domingo Faustino
Sarmiento, para cooperar en su obra en el campo del normalismo.
Luego de estudiar castellano cuatro
meses en Paraná, fue destinada a la Escuela Normal de
Tucumán y realizó allí una meritoria labor,
respaldada por su ilustración. Cuando la escuela se
afianzó, hizo renuncia de su cargo y se instaló en
Buenos Aires, donde fundó el prestigioso Colegio
Americano. Allí dictó cátedras y
pronunció numerosas conferencias, en las que desarrollaba
los temas más diversos con gran facilidad de palabra. Este
colegio estuvo instalado en tres edificios distintos, el
último de los cuales se encontraba en Carlos Pellegrini y
Juncal. Allí murió su fundadora el 3 de agosto de
1903" (10).
Frances Armstrong de Bessler nació en
Elma, Estado de Nueva York, en 1862. Llegó a la Argentina
en 1879. "Había cursado estudios en la escuela secundaria
de Buffalo y se graduó como profesora en la escuela normal
de Winona. Fue destinada a la Escuela Normal de Catamarca, donde
actuó como secretaria y profesora. Luego de seis
años de eficaz desempeño, en 1884 el gobierno le
encargó la organización de la Escuela Normal de
Córdoba, de donde pasó a San Nicolás para
cumplir igual cometido. Permaneció veinticinco años
al frente de este establecimiento, hasta que se retiró.
Había contraido enlace con el doctor John Alfred Bessler y
durante su permanencia en San Nicolás conquistó el
cariño de discípulos y amistades. Lo mismo que su
hermana Minnie, poseía condiciones naturales para la
música.
Cantó y tocó el órgano en una iglesia de
Buenos Aires hasta que la parálisis atacó sus
manos. Falleció en esta ciudad el 6 de mayo de 1928"
(11).
Minnie Armstrong de Ridley fue" una educadora
norteamericana que vino con sus hermanas Clara y Frances para
actuar en la organización de las escuelas normales.
Había nacido en el Estado de
Nueva York el e de junio de 1866. Clara la llevó a
Catamarca para que colaborase con ella. Cumplió funciones
destacadas, especialmente en la enseñanza de música
y gimnasia. Luego
acompañó a su hermana mayor a la escuela de San
Nicolás, y allí contrajo matrimonio con
William Robinson Ridley. Falleció en Buenos Aires el 22 de
junio de 1896, a la edad de treinta años" (12).
Científicos
El astrónomo Juan M. Thome nació en
Pennsilvania en 1843; falleció en Córdoba en 1908.
"Llegó al país al ser contratado para trabajar en
el Observatorio de Córdoba, establecimiento que
dirigió desde 1885 hasta su muerte. Tuvo un papel
importante en el desarrollo de
esta disciplina en
el país, ya que participó en las observaciones de
la Uranometría Argentina y en el Catálogo General
Argentino" (13).
El astrónomo Carlos Dillon Perrine
nació en 1867; falleció en Córdoba en 1951.
"Radicado en la Argentina hacia fines del siglo XIX, fue
designado director del Observatorio Astronómico de
Córdoba en 1909, en reemplazo de su compatriota Juan M.
Thome. Considerado como uno de los mayores impulsores del
desarrollo de la astroísica en nuestro país,
descubrió nueve cometas, determinó la
posición de los satélites
sexto y séptimo de Júpiter, y obtuvo el espectro de
la Nova Aurigae. Especialista de fama mundial en fotografía
astronómica, tuvo participación activa en la
interpretación de la naturaleza de
la variación luminosa de las cefaidas, binarias
espectroscópicas y estrellas Algol. En 1918, desde el
Observatorio de Córdoba, se dedicó a estudiar
galaxias espirales. Retirado en 1936, su gran obra, el reflector
de Bosque Alegre, recién pudo ser inaugurado y puesto en
funcionamiento en 1942" (14).
Bailey Willis es el autor de Un yanqui en la
Patagonia. "Bailey Willis, geólogo de profesión
y aventurero de alma,
viajó a la Argentina en 1910 con el objetivo de
investigar un supuesto hallazgo geológico y se
quedó, atrapado por los sueños de un visionario y
la belleza de la Patagonia. Con
calidez, humor y certera capacidad de observación, no sólo da vida a un
paisaje único, sino a una época de la historia nacional marcada
por los grandes sueños de progreso" (15).
Transcribimos parcialmente un texto de
Guillermo Saccomanno acerca de esta obra: "Entre los libros
editados recientemente hay algunos materiales
atractivos que, aún cuando aspiran a satisfacer las
apetencias de los editores, tienen un valor que
excede las reglas de la mercadotecnia.
Así, merece ser destacado el imprescindible Un yanqui
en la Patagonia de Bailey Willis (1857-1949), notable
geólogo norteamericano, estudioso de la hidrología,
a cargo de una comisión especializada en el análisis del suelo, quien fue
admirador del Perito Francisco Moreno y de Ramos Mejía.
Willis supo enfrentarse a la burocracia para
concretar sus ideas de progreso.
Su libro, juzgado en ocasiones como una
‘biblia’ patagónica, alterna las memorias con
la descripción de paisajes y costumbres. Con
un tono que en ocasiones bordea la poesía
y suele incursionar en el humor, Willis narra su experiencia en
la Patagonia entre 1911 y 1915. Publicado por primera vez en 1947
por la Stanford University Press y agotado desde hace
décadas, el texto de Willis fue rescatado por un
especialista en su obra, el ingeniero y escritor Sergio Sepiurka,
autor a su vez del ensayo
‘Sueños de Cordillera’ (1997). Si un interés
presenta Un yanki en la Patagonia no se debe
únicamente a su carácter testimonial, sino al sesgo entre
épico y pionero de este científico que no le
temió ni a los rigores climáticos ni a los peligros
de la zona. Willis, hombre de
ciencia y
acción,
tal como lo define Sepiurka, puede ser leído con la
motivación de conocer la historia, pero a esta
intención se le impone el registro
típico de la crónica aventurera" (16).
Fotógrafos
El fotógrafo Harry Grant Olds nació
en Ohio en 1869 y falleció en Buenos Aires en 1943.
"Comenzó su trabajo en su
tierra natal.
En 1897 recibió una carta de un
tío radicado en Buenos Aires, que conocía,
también, Valparaíso y Santiago. En 1899 se
embarcó hacia la Argentina con su cámara de 4 x 5
pulgadas y 200 placas secas. Luego se instaló en
Valparaíso. Comenzó tomando fotos de estudio
y realizó una serie sobre el puerto y la ciudad. En 1900
volvió a Buenos Aires. Fue reportero gráfico y
proveedor de imágenes
para Roberto Rosauer, primera casa editora de tarjetas postales"
(17).
Varias de sus fotos pudieron verse en la muestra "Buenos
Aires 1910. Memoria del
porvenir", que se expuso en Buenos Aires y fue llevada luego al
extranjero.
Músicos
El músico y director de orquesta Don Dean
nació en Oklahoma Estados Unidos, en 1905 y
falleció en Buenos Aires en 1982. "Llegó a la
Argentina en 1932 y ganó popularidad a través de
diversas audiciones radiofónicas y tocando en el Alvear
Palace Hotel. Precisamente su pieza
Bailando en el Alvear lo consagró, al servir de fondo
musical para los créditos de la película
Crónica de una señora (1971). Cuatro de sus hijos
también se dedicaron a la música: dos en el
conjunto Los Mac Ke Mac’s y Donald y Patricia Dean, como
solistas" (18).
Pintores
La pintora y profesora de historia del
arte Blanca Pastor de Landesberger nació en
Filadelfia. Transcribimos información publicada en 1986:
"Comenzó sus estudios en Génova, Italia, y los
continuó en nuestro país en la Escuela Superior de
Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, de donde egresó
en 1943 con el título de profesora superior de pintura.
Viajó por Francia,
Italia, Alemania y
España
para perfeccionarse. Desde 1946 fue profesora de metodología de la enseñanza del
dibujo en la
Escuela Nacional de Bellas Artes
Prilidiano Pueyrredón, y de composición
plástica, materias que en 1957 cambió por historia
del arte. En 1962 fue
designada profesora titular de igual asignatura en la UCA
(Facultad de Letras y Ciencias Musicales), así como en el
Instituto del Profesorado del Sagrado Corazón.
Desde 1948 trabaja en historia del arte y crítica
de arte junto al profesor Jorge
Romero Brest, y es socia fundadora de la Sociedad Ver y
Estimar, en la que dicta cursos y dirige seminarios de investigación. Igual actividad docente y de
difusión artística cumple en salas de la Capital y del
interior.
En 1970 fue invitada al Primer Encuentro Nacional de
Comunicación Social, celebrado en Salta. Ha
realizado numerosas exhibiciones individuales en las principales
galerías de la Capital, Mar del Plata y Lima, y ha
participado en muestras colectivas como el Salón Nacional
de 1957, 150 años de Pintura Argentina en el Museo
Nacional de Bellas Artes, 1960; Muestra de literatura y plástica
en el Ministerio de Cultura y
Educación, 1972, y ‘100 años de pintura
argentina’ en las Salas Nacionales de Exposición
en 1978. En 1976 presentó la ‘Serie del
espacio’, en 1978 la ‘Serie del fútbol’,
y en 1981 ‘Serie de las flores’. En 1976 fue
designada vicerrectora de la Escuela Nacional de Bellas Artes
Prilidiano Pueyrredón. Es autora de murales y vitrales en
edificios religiosos. Ha dado ciclos de conferencias en
organismos oficiales, museos, universidades y televisión
y ha participado en jornadas" (19).
Pioneros
En "Historia de Bariloche", Helena Aizen y Claudio Tam
Muro evocan a los pioneros norteamericanos Jarred Jones y Enrique
Neil:
"Desde Estados Unidos llegó Jarred Jones para
instalarse en las cercanías del Fortín Chacabuco
(…). Jarred Jones, llegado desde Texas, se instaló en
1889 en las cercanías del Fortín Chacabuco.
Después de dedicarse un tiempo al
tráfico de ganado en pie a Chile, decidió
establecer una explotación ganadera en tierras que antes
habían pertenecido a Modesto Inacayal (hasta que el
cacique fuera tomado prisionero en 1884 y su gente desalojada).
Junto con Enrique Neil, un compatriota, puso un almacén de
Ramos Generales en el nacimiento del Limay. El Perito F. Moreno,
que gozó de la hospitalidad y colaboración del
norteamericano en sus campañas, intercedió en
retribución para que el gobierno concediera a Jones las
10.000 hectáreas que este había solicitado en
compra. En 1908, con el titulo en mano, Jones tendió el
primer alambrado. George Newbery y su esposa Fanny Taylor se
establecieron hacia 1894 al este del lago Traful donde fundaron
la estancia La Primavera dedicándose a la ganadería
y a la explotación maderera" (20).
Bandidos
Por medio de una carta, Butch Cassidy comunica su
paradero a sus amigos ilegales estadounidenses. Ese manuscrito
"permitió certificar su estancia en la región
décadas después de su muerte". Lo relata Francisco
N. Juárez en el trabajo
titulado "Una carta de Butch Cassidy" (21), del cual
transcribimos algunos pasajes:
"Hace exactamente un siglo atrás, la carta
aún no estaba embarcada hacia el país del Norte,
pero llegaría a destino. La escribió desde su
rancho en Cholila, Chubut, el 10 de agosto de 1902 a la
señora Davies de Ashley, de Utah, el mormón Robert
Leroy Parker; el más conocido y buscado asaltante de
bancos y
trenes en los Estados Unidos como Butch Cassidy. Con ese nombre
quedó eternizado en una reiterada película. La
carta fue un mensaje –en parte en clave- para dar noticias de su
paradero a las amistades fuera de la ley en los Estados Unidos:
la señora Davies era la suegra de Elsa Lay, quizá
del mejor amigo de Butch".
"La carta era importante para identificar al
célebre bandido con el personaje que había habitado
en Cholila, y demostrar con otros documentos
gráficos su identidad: uno
oficil con su firma, seguido de la comparación que
oportunamente publiqué en la revista
española Co & Co. A ello hubo que sumarle lo acumulado
en la indagación en demanda de
documentos sobre el rancho de Cholila. El resultado fue
determinar cuándo y por qué ocuparon el lugar; el
abastecimiento que hicieron los bandidos, qué consumieron
y qué criaron, y hasta el costo y detalles
minuciosos de dos puertas que encargaron para aquel rancho
aún en pie".
"Aunque la carta de Cholila ahora carece de la
última carilla con su rúbrica (firmaría Bob,
como las demás, pero es su caligrafía) resulta una
maravillosa síntesis
de la nueva vida del bandido. Elegantemente alude a ‘un
tío (que) murió y dejó 30.000 dólares
a nuestra pequeña familia de tres
miembros. Tomé mis 10.000 y partí para ver un poco
más del mundo’. En realidad, se refería al
asalto de un banco de Winemuca
en Nevada, el 10 de septiembre de 1900. Ahora estaba solo, es
cierto, pero por pocos meses, de manera que mentía ese
dato. Daba cuenta de su patrimonio
ganadero: ‘300 cabezas de vacunos, 1500 ovinos, 28 caballos
de silla’, además de dos peones y la alusión
al rancho como ‘una buena casa de cuatro
habitaciones’, galpones, establo y gallinero. Se quejaba de
su soledad, la falta de una cocinera y su ‘estado de amarga
soltería’. Luego, agregaba otras quejas. Se hablaba
español,
‘pero el país, en cambio, es
excelente’. Daba cuenta de la extensa y fértil
región, la distancia con Buenos Aires y esperaba
fortificar las ventas de
ganado a Chile, ‘nuestro gran comprador de carne
vacuna’, porque de allá habían abierto un
camino cordillerano (se refería al sendero de
Cochamó, el que denunció Clemente Onelli como
contrario al laudo arbitral que expediría la corona
británica ese mismo año)".
En "El cura y el cowboy" se recuerda a "El
Norteamericano", que vivió en Santa Cruz:
"La Patagonia tuvo en aquellos lejanos tiempos muchos
aventureros. (…) recordemos que en el año 1904 el
padre Ludovico Dabrowski, polaco de nacionalidad y
salesiano de religión
comenzó sus correrías apostólicas. Con su
valentía, sus chifladuras y con conocimientos de medicina se
dirigió hacia el Sur. Anduvo por las comarcas tehuelches,
recorriendo siempre a lomo de caballo los toldos de los
aborígenes y los ranchos de los puesteros para llevar a
todos la luz del
Evangelio".
"Él no se manejaba con armas, aunque
siempre le habían advertido que la zona era peligrosa
porque andaban muchos bandoleros… pero solo decidió
llevar consigo un crucifijo bendecido porque no le preocupaban
esta clase de
hombres. Tampoco le preocupaban las inclemencias del tiempo… al
curita no lo detenía nada".
"Por la zona había un malvado y muy conocido
bandolero… era ‘El Norteamericano’, el cual hablaba
inglés y un poco de castellano bastante mal, por cierto.
Este era de esos que donde ponía el ojo ponía la
bala y hasta la policía le tenía terror a
enfrentársele. Era "yankee" en serio. Era común que
cuando eran buscados por la justicia del
país del norte y ya no había muchas chances por
allá; se subían a algún barco en la zona de
California para bajar en Punta Arenas… y seguir "ejerciendo" en
la Patagonia. Tal era el caso de este auténtico cowboy.
(…)" (22).
En
memorias
Guillermo Enrique Hudson escribió
Allá lejos y hace tiempo, obra en la que expresa "No tuve
nunca la intención de hacer una autobiografía.
Desde que empecé a escribir, en mi madurez, he relatado de
tiempo en tiempo algunos incidentes de la infancia,
contenidos en varios capítulos de El naturalista del
Plata, de Pájaros y hombres, de Aventuras entre los
pájaros y de otras obras, así como también
en artículos de revistas. Tal material lo habría
conservado si me hubiese propuesto hacer un libro como
éste. Cuando, en los últimos años, mis
amigos me preguntaban por qué no escribía la
historia de mi niñez en las pampas, les respondía
siempre que ya había relatado, en los libros antes
mencionados, todo lo que valía la pena de contarse. Y
realmente así lo creía, pues, cuando una persona trata de
recordar enteramente su infancia, se encuentra con que no le es
posible. Le pasa como a quien, colocado en una altura para
observar el panorama que le rodea, en un día de espesas
nubes y sombras, divisa a la distancia, aquí o
allá, alguna figura que surge en el paisaje-colina,
bosque, torre o cúspide acariciada y reconocible, merced a
un transitorio rayo de sol, mientras lo demás queda en la
obscuridad".
En sus memorias -escritas en inglés-, Hudson
recuerda a sus padres, los norteamericanos Daniel Hudson y
Carolina Augusta Kimble, radicados en la Argentina en 1828 (23).
A la inmigración del matrimonio, se refiere
Alicia Viladoms: "Carolina Augusta Kimble se había casado
con Daniel Hudson contra la voluntad de los padres de ambos
(quizás fuera éste uno de los motivos de su
emigración)" (24).
En
biografías
En Soy Roca, biografía escrita por
Félix Luna, el protagonista se refiere a una institutriz
norteamericana: "Joaquina Arana de Torres, hija de Felipe Arana,
el antiguo ministro de Rosas, era una
mujer inteligente
y divertida, muy mandona y muy buena, por cuya casa ha pasado
–y sigue pasando- el tout Buenos Aires. Ella me
cedió una de sus institutrices norteamericanas, Miss
Fanny Smith, que tuvo a su cargo el manejo de mis chicas,
pero además asumió como un deber indeclinable
supervisarlas permanentemente" (25).
En
novelas
Eugenio Juan Zappietro es el autor de De aquì
hasta el alba, novela en la que
narra lo acontecido a colonos, soldados e indios durante la
Conquista del Desierto, en el año 1879. En la obra, varios
inmigrantes comparten con los criollos y los indios un destino
aciago. Se trata de hombres que se alejaron de la
civilizaciòn, por su voluntad o por causas ajenas a ella,
y se ven envueltos en una historia que les permitirà
mostrar su grandeza o su cobardìa.
El desierto alberga los restos de un estadounidense: "Un
hombre delgado y macilento que era ingeniero del ejèrcito,
habìa llegado para estudiar la posibilidad de trasladar el
asiento de las tropas un poco màs hacia el mar. Se
habìa llamado Jewison y era un americano de Tejas, muy
golpeado por la enfermedad que habìa contraido al
atravesar la Florida. Jewison tenìa treinta y cinco
años y un Colt Forntier a la cintura; vestìa
levitòn Prìncipe Alberto y fumaba cigarrillos muy
suaves, ambarinos, de Virginia".
Una noche, "quedò con los ojos abiertos, mirando
el techo de paja trenzada, inmòvil como una piedra.
Habìa muerto sonriendo, cara a un cielo extraño,
tal vez muy semejante al de las interminables noches de su Tejas
natal" (26).
En 1999 apareció Moira Sullivan (27), de
Juan José Delaney, cuya protagonista emigra desde los
Estados Unidos a la Argentina. La historia de esta mujer -que se
inicia con su nacimiento en los primeros años del siglo XX
o al finalizar el anterior- es una historia en sí,
desarrollada hábilmente, pero permite también al
novelista explayarse acerca de las circunstancias en que esta
historia se desenvuelve. Al hablar de los primeros años de
la anciana, nos ilustra acerca de la vida en Estados Unidos, no
sólo de los irlandeses, sino también de emigrantes
de otras nacionalidades que se dirigieron allí en busca de
la fuente laboral que
significaban las minas carboníferas.
Muestra a la protagonista como una mujer decidida a
trabajar en lo que eligió, a no cejar ante los mandatos de
la vocación, la que, empero, flaquea cuando las
circunstancias se vuelven adversas, y llega a abandonar aquello
que alguna vez le dio sentido a su existir. Abandona el cine,
sí, pero el recuerdo de los años vinculados a
él la acompaña y también la agobia, y los
filmes que vio o aquellos en los que participó son
evocados con la precisión con la que se dice que las
personas mayores recuerdan hechos de sus años de juventud.
Tiempo y espacio tienen gran importancia en la novela y son
descriptos minuciosamente. El tiempo de la narración
abarca alrededor de ochenta años, y permite al escritor
deslizar críticas acerca de la realidad argentina. El
espacio abarca desde la primera visión que el inmigrante
tiene de la nueva tierra, hasta lugares precisos como el Barrio
Norte, Villa Urquiza, Arrecifes, Areco, General Pinto y
Junín. Distinta será la forma de vivir la
inmigración en cada lugar, y distinta, también, la
añoranza que los extranjeros sienten por su lejana
Irlanda.
Delaney se adentra en la vida de esta anciana luchadora,
ya vencida, que encuentra en un niño de siete años
una última razón para existir. Junto a ella,
presenta a otros inmigrantes, algunos de los cuales resaltan como
paradigmas de
un modo de entender el destino; Cornelius Geraghty y Abraham
Mullins son personajes que permiten al novelista mostrar otras
opciones en el vasto mundo que se abre ante los recién
llegados. Ellos se destacan en el panorama de la obra, que
presenta no sólo a irlandeses, sino también a
hombres y mujeres de diversas nacionalidades que llegaron a
nuestra tierra en busca de un futuro mejor.
La casa de Myra, de Aurora Alonso de Rocha, fue
distinguida en 2001 con el Segundo Premio para Autores
Inéditos, en el "Concurso organizado por la
Fundación El Libro, en el marco de la 27ª
Exposición Feria Internacional de Buenos Aires ‘El
libro del Autor al Lector’ ". En esa obra, la protagonista,
una gallega cautiva, es atendida por un médico
norteamericano: "Myra yacía sobre las mantas y los
pelleros al modo de la csa, envuelta en un lienzo blanco que
después supe que lo humedecen de cocciones
balsámicas. No se le notaba delirio alguno. Me dijo que
tenía ‘susto’. Saltaba del camastro presa de
pesadillas y allí corrían todos creyendo que ya
comenzaban las visiones. A mí no me pareció que
tuviera mal la razón ni los miembros duros o la lengua trabada
o los ojos virados para atrás, todo lo que el Dr. Cross me
había indicado como síntomas desgraciados. El
cacique se puso de uñas para arriba cuando mencioné
al doctor. Es doctor y es norteamericano pero lo que le molesta
es que sea mitrista y arrogante en el trato cuando en otro tiempo
había sido Juez de Paz. Es, además, un hombre
grande, tanto como el cacique, que se inclina a ser
condescendiente sólo cuando mira al otro desde arriba (eso
me parece)" (28)
En
poemas
En su poema "En el día de la recolección
de los frutos" Alfredo Bufano desea saluda a los hombres "de
la tierra de
los rascacielos, que dio a Whitman y a Poe a la inmortalidad"
(29).
…..
Los norteamericanos "vinieron a nuestro suelo, echaron
raíces y se hicieron argentinos por igual; cultivaron el
suelo, sirvieron a la Patria y agrandaron nuestro patrimonio
espiritual" (30).
Notas
- S/F: Para todos los hombres del mundo que quieran
habitar el suelo argentino. Buenos Aires,
Clarín. - Ortega, Exequiel Cèsar: Còmo fue la
Argentina (1516-1972). Buenos Aires, Plus Ultra,
1972. - Halperín Donghi, Tulio: "La presidencia de
Sarmiento", en Historia Visual de la Argentina. Buenos
Aires, Clarín. - Sosa de Newton,
Lily: Diccionario Biográfico de Mujeres
Argentinas. Buenos Aires, Plus Ultra, 1986. - ibídem
- ibídem
- ibídem
- ibídem
- ibídem
- ibídem
- ibídem
- ibídem
- Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina.
Buenos Aires, Clarín, 2002. - ibídem
- S/F: Gacetilla de prensa acerca
de Willis, Bailey: Un yanqui en la Patagonia. Buenos
Aires, Sudamericana, 208 Páginas. - Saccomanno, Guillermo: "Nada que ver", en
Página/12, 1º de julio de 2001. - Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina.
Buenos Aires, Clarín, 2002. - ibídem
- Sosa de Newton, Lily: Diccionario
Biográfico de Mujeres Argentinas. Buenos Aires, Plus
Ultra, 1986. - Aizen, Helena y Tam Muro, Claudio: "Historia de
Bariloche", en www.bariloche.com.ar, 1992. - Juárez, Francisco N.: "Una carta de Butch
Cassidy", en La Nación, Buenos Aires, 25 de agosto de
2002. - S/F: "El cura y el cowboy", en
www.misionrg.com.ar. - Hudson, Guillermo Enrique: Allá lejos y hace
tiempo. Versión en lengua española, estudio
preliminar y notas de Alicia Hebe Viladoms. Buenos Aires,
Kapelusz Editora, 1994. - Viladoms, Alicia H. : "Estudio preliminar", en
Hudson, Guillermo Enrique: Allá lejos y hace tiempo.
Versión en lengua española, estudio preliminar y
notas de Alicia Hebe Viladoms. Buenos Aires, Kapelusz Editora,
1994. - Luna, Félix: Soy Roca. Buenos Aires,
Sudamericana, 1989, p. 260. - Zappietro, Eugenio Juan: De aquì hasta el
alba. Barcelona, Hyspamèrica, 1971. - Delaney, Juan José: Moira Sullivan, Buenos
Aires, 1999. - Alonso de Rocha, Aurora: La casa de Myra.
Buenos Aires, Fundación El Libro, 2001. - Bufano, Alfredo: "En el día de la
recolección de los frutos", en S/F: Para todos los
hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.
Buenos Aires, Clarín. - ibídem
Trabajo enviado por
María González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |